Al lío que hay mucho que aprender.
Siempre hay mucho que aprender.
Yo misma el otro día.
Resulta que Ata está dando un cambiazo enorme. Tiene ya 14 años y estamos notando un bajón grande, sobre todo físico. Y ha repuntado un poco su mal humor cuando se tumba en el sofá: no quiere que nadie se acerque ni a 3 metros.
El caso es que estaba Ata en el sofá cuando Ricky, el perro de mi madre, se acercó a la zona donde ella estaba porque era la única salida para ir al resto de la casa.
En ese momento, Ata se puso a ladrarle muy muy enfadada.
─Ata, ¡ya está bien! ─le dijo Rober en tono muy serio desde el otro sofá.
Yo le entiendo. Ese comportamiento de Ata causa mucho malestar al resto de animales de la casa. Que Ricky en su propia casa no pueda pasar por ciertas zonas cuando realmente no molesta a Ata, merma su bienestar.
¿Qué hice yo?
Me quedé mirando a Ricky, que se tumbó y dialogó con Ata.
Mientras ella le ladraba y enseñaba los dientes con un «ni se te ocurra acercarte», Ricky le respondía con un «tranquila, yo espero. No tengas miedo que no busco problemas, solo quiero pasar por ahí».
Después de callarse Ata por la bronca de Rober, Ricky siguió tumbado dialogando con ella.
Y cuando Ricky consideró que Ata estaba más tranquila (no porque Rober la había mandado callar, sino porque ella había entendido el mensaje de Ricky), se aproximó a la salida entre los sofás a paso tranquilo.
Demostrando a Ata que no hacía falta ponerse tan alterada, que él no era un problema para ella.
Que la entendía y respetaba sus necesidades.
Que no hacía falta que se alterase tanto.
Que podía expresar sus necesidades desde una posición más tranquila, que él la escuchaba.
─A lo mejor Ricky no necesita que hagamos nada, él puede gestionar esta situación con Ata mucho mejor que nosotros ─le dije a Rober.
No porque «es un perro y ellos se entienden».
Me refiero a que Ricky en concreto sabe cómo gestionarlo. Tiene herramientas. Y puede dar un mensaje mucho mejor que el nuestro.
Cambiar un «te callas Ata» por un «no hace falta ponerse así».
Me hizo pensar en cuántas veces hace falta nuestra intervención en una situación y no la encuentran. Y cuantas veces son individuos adultos capaces de gestionar las situaciones entre ellos.
Autonomía.
Me lleva acompañando varios días este pensamiento.
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