El curso donde explico el tratamiento para los perros que tienen una conducta de abalanzarse, ladrar, gruñir, etc. a ciertos estímulos -lo que comunmente se conoce como reactividad-, empieza con una lección donde explico qué es la reactividad.
¿Sabes lo que realmente le está pasando a tu perro para actuar de esa forma?
Porque es obvio, que no podemos hablar de «reactividad» o «respuestas reactiva», y mucho menos meternos a ver qué hacer, si no se sabe qué es lo que pasa.
Y hoy quiero compartir contigo esa lección, aquí, en el blog.
Corto y pego a continuación.
Que és
la reactividad
Los perros, al igual que nosotros, tienen un mecanismo innato que valora de forma inconsciente cualquier estímulo que llega a sus sentidos. Si en esta valoración consideran que algo afecta a su supervivencia o bienestar (o al de sus seres queridos), entonces llamamos a ese estímulo detonante, pues genera una emoción en tu perro.
Un detonante es un elemento que percibe un perro, de forma interna o externa, que activa una emoción. El que un estímulo sea o no un detonante para un individuo -activándolo o no-, no depende del elemento en sí, sino de la subjetividad del perro.
¿Qué produce este detonante en el perro?
En función de las herramientas que tenga un perro en cada momento -esto depende del contexto, la experiencia, la subjetividad y el estado emocional del perro-, el detonante será la chispa que active al perro para resolver la situación poniendo en marcha una respuesta.

RESPUESTA REACTIVA
Y dentro de estas respuestas que puede ofrecer un perro ante situaciones que percibe como incómodas o amenazantes, está lo que consideramos una respuesta reactiva:
Hablamos de respuesta reactividad cuando el perro realiza una respuesta emocional y conductual exagerada a uno o varios estímulos en contextos específicos (más o menos generales).
Pero aunque me imagino que lo estás entendiendo, no es muy técnico hablar de exagerado en una definición pues, ¿cómo definimos una respuesta exagerada?
Mejor que calificar una respuesta de exagerada o no, podemos hablar de las consecuencias que tiene en el perro dar esa respuesta. Es decir, ante determinamos detonantes que percibe como incómodos o amenazantes, tu perro pone en marcha una estrategia de afrontamiento con el objetivo de:
- Desplazar, parar o bloquear al estímulo para que no se acerque más (o en el mejor de los casos, se aleje).
- Alejar al estímulo.
- Evitar interactuar con otros individuos.
Y para conseguir estos objetivos, tu perro responde de la única forma que conoce: gruñendo, ladrando, abalanzándose o en general, mostrando señales de amenaza. Esta manera reactiva y exagerada, la única que conoce, es para tu perro la forma más rápida de solucionar el problema y volver a una situación de calma.
Pero, ¿realmente está consiguiendo estar mejor?
RECUPERAR LA HOMEOSTASIS
Cualquier perro cuando está tranquilo, se encuentra en una situación de equilibrio a nivel orgánico que identificamos como calma y que llamaremos homeostasis.
La homeostasis es el estado de equilibrio entre todos los sistemas del cuerpo que se necesitan para sobrevivir y funcionar correctamente.
Al activarse una emoción debido a un detonante, provoca que el perro salga de esa homeostasis provocando una situación de desequilibrio con el objetivo de responder a la incomodidad o amenaza que le causa el detonante. Por ejemplo, acelera el ritmo cardiaco para que el perro pueda defenderse o huir en caso de peligro.
Ante esa situación de desequilibrio, el fin último del organismo es recuperar el estado de homeostasis cuando se altera. Y para ello, el perro realizará una acción con el objetivo último de volver a la situación de homeostasis inicial.
Si la acción funciona, tu perro vuelve al equilibrio y la catalogaríamos como una conducta funcional. Si no funciona y tu perro sigue en una situación de desequilibrio -mayor o menor-, estaríamos hablando de una conducta disfuncional (porque no le ayuda a recuperar el equilibrio).

Por esto, mejor que hablar de una conducta exagerada, podemos hablar de la reactividad como una conducta disfuncional que no devuelve al perro a la homeostasis. De hecho, le costará más volver al equilibrio debido a la sobreactivación que supone la respuesta reactiva para su organismo.
Hay respuestas mejores en estas situaciones para que tu perro recupere el equilibrio que la respuesta reactiva.
RESPUESTA SALUDABLE
Con este tratamiento lo que vamos a conseguir es que tu perro cambie la respuesta reactiva de gruñir, ladrar, abalanzarse, etc. por otra respuesta que le devuelva al estado de homeostasis -equilibrio, calma- y le reporte un mayor bienestar.
¿Qué respuestas se consideran buenas alternativas en estos momentos reactivos?
- Alejarse del estímulo considerado incómodo o amenazante y/o obtener más información.
Por ejemplo tu perro se desplaza hacia un lateral cuando ve una bicicleta para tomar distancia de ella o se queda observando como pasa a una distancia a la que no desencadena la respuesta reactiva.
- Te pide ayuda, delega en tí o busca tu apoyo para gestionar estas situaciones.
Por ejemplo se aproxima una bicicleta y te mira, a lo que tú le indicas un cambio de dirección que os permite alejaros de la bicicleta.
- Se regula emocionalmente con alguna otra acción que le hace sentir mejor y disminuye la emoción que le provoca el estímulo, por lo que no llega a producirse la conducta reactiva.
Por ejemplo, se acerca una bicicleta y tu perro decide olisquear unos arbustos mientras pasa.
Puedes ver en este vídeo a qué me refiero, comparando las respuestas de Ata a la situación de que un perro estuviera al otro lado de la puerta antes y después del tratamiento.